
Un bar transmite energía, y qué mejor que llenar el espacio de fuego. El color rojo es el indicado y para suavizar el ambiente, el vidrio.
Feng shui significa viento y agua. En conjunto con la tierra, la madera y el metal es posible conseguir que un lugar transmita paz espiritual.
El arte milenario del feng shui es la canalización de los elementos primordiales de la Tierra.
Se dice que empezó a utilizarse para manejar la energía ambiental y obtener el balance de los espacios. Esta energía es la sensación que se experimenta al entrar a un lugar, que van desde inseguridad, estabilidad, positivismo hasta calidez.
El diseñador guayaquileño Jaime Flores, consultor en feng shui, explica que para cada sitio y persona se necesita de una combinación diferente. Él trabaja con una brújula especializada que indica cuál es el espacio adecuado para cada parte de la casa, dónde debe estar el baño, la cocina…
Pero, si la casa ya está construida, también hay soluciones. “Existen ciertas curas que se pueden aplicar y no se necesita una gran inversión económica, el punto está en buscar soluciones y ser creativo”, explica.
Los muebles, materiales, colores, las luces y el sonido se complementan en la decoración para conseguir armonía.
Una entrada amplia, por donde el aire circule con libertad y la energía pueda renovarse y una fuente de agua son dos principios básicos para iniciar la decoración.
Para representar el agua también se puede utilizar el color azul en una pared, vidrio o espejos. La tierra puede estar en una escultura de piedra, el fuego en las luces, la madera con una planta y el metal en cualquier artículo decorativo.
Las columnas dentro del hogar representan una flecha amenazante, al igual que todos los ángulos rectos. Pero al ocultarlos parcial o completamente se bloquea su efecto negativo. es un arte de percepciones, que ayudará a que un lugar tenga el balance perfecto.